Siempre queda la búsqueda. Nosotros estamos siempre buscando algo.
En general podríamos decir que siempre estamos buscando la felicidad. Ya que es algo muy general. La felicidad en cuanto definición cambia de uno a uno. Es decir, lo que me hace feliz no necesariamente va a hacer feliz a otra persona. No es un concepto universal, está lejos de ser universal para todos.
¿Pero, entonces, qué es, o quién es una persona feliz?
No sé si podremos pensar en personas que no buscan, es decir, que ya encontraron la felicidad. La felicidad puede ser algo que no notamos, que está en la jornada, en el camino y no necesariamente en la llegada. Hasta porque es mejor ser feliz durante toda la vida, o casi toda, do que solo en el final de la vida.
Un chileno, Claudio Naranjo (que él mismo se denominó un psicopatólogo de la sociedad), dijo que el sentido de la vida es dar frutos. Aprovechar nuestro potencial. Y dijo que en este camino no podemos ser condicionados por el mundo, o sea, que tenemos que quitar nuestro “policía interior”. Él parte de la idea de que la sociedad está enferma. Dijo también que tenemos que utilizar nuestra libertad de forma que sea socialmente útil. Y eso solo le parece posible si pensamos en una virtud sin moralismo, que, a su vez, solo es posible por el amor, o sea, a partir del amor, pero, el amor no condicionado a la normatividad.
Ya en Nietzsche leemos que el bien y el mal están construidos y lo que recibimos en nuestra búsqueda de la plenitud (en nuestra vida…): normas y reglas para ser cumplidas.
Nos enseñan lo que es cierto y lo que es errado. Lo que es considerado bueno o malo. Eso es decir que somos personas que están siempre aprendiendo lo que se puede hacer, donde se puede hacer, siempre, siempre condicionados por contratos sociales.
Hasta las cosas más básicas, cuestiones de sobrevivencia, como alimentarse son, como nos muestra la historia, cambiantes por el tiempo y por las culturas. Eso es decir que como ya nos decía Marx:
“todo lo que es sólido se desvanece en el aire”. O sea, no podremos, en momento alguno naturalizar las cosas, sobre todo. Las relaciones sociales a las cuales estamos sometidos. Es el principio de toda aceptación del diferente, de todo el cambio que se quiera hacer en la sociedad.
Pensando en la educación como un factor de cambio social debemos fijarnos en que solo desaprendiendo es como vamos a conseguir enseñar y cambiar las cosas. Eso es decir, que tenemos que quitar nuestros prejuicios, nuestras verdades y conclusiones de las cosas. En esto encontramos la contradicción, una de las muchas que mueve la sociedad, que sólo dejando de saber, dejando de tener la razón, estamos listos para aprender, y así cambiarnos y cambiar todo a nuestro alrededor.
Por eso se suele decir que no es mejor educador aquel que enseña a sus alumnos, sino aquel que, desecho de su saber ayuda sus alumnos a aprender por su curiosidad de las cosas en un camino virtuoso, pero sin moralismos ni verdades normativas.
Gracias por la corrección Susana Pueyo.
Ótimo texto!
ResponderExcluirEsta muy bueno tu español...
Saludos desde Floripa
Letícia
Gracias chica.
ResponderExcluirPero yo tuve ayuda para correciones del texto.
jejeje
=D
Saludos desde Bilbao.
^^